domingo, 15 de noviembre de 2009

Las chicas de la limpieza

Eran las 10 de la mañana y me había levantado tarde. Me fui a duchar a la habitación del hotel, mientras lo hacia, aproveché para hacerme una de esas pajas con los ojos cerrados que tanto me gustan.

En ese momento la mujer de la limpieza abrió la puerta pensando que yo ya habría salido. Era una chica oriental muy jovencita y con unas tetas tremendas.

Según abrió la puerta, entró en el baño y me vió. En ese momento yo me di cuenta de que estaba allí y ella después de mirar unos segundos salio por la puerta.

Yo le dije que no se preocupase, pero en ese momento ella no solo no salio, sino que se dio media vuelta y se lanzo sobre mi pene.

Verla chuparme la poya, mientras su uniforme se iba transparentando todo por el efecto del agua, hizo que me corriera enseguida. (Ya estaba para terminar la paja y la sorpresa también había hecho efecto).

En ese momento supe que la tenía que devolver el favor, así que bajando la falda que llevaba y apartando el tanga le hice una comida de conejo.

La china estaba en el quinto cielo, si bien con su torpe español, me indico que quería más.

Mi pene ya había resucitado, y justo en ese momento la agarre en brazos y la penetre debajo del agua.

Deseaba hacerlo en la cama del hotel así que sin sacársela conseguí moverla hasta la cama.
Allí me tumbe y ella me cabalgo como una amazona.

Habíamos cometido el error de no cerrar la puerta de entrada (Como para pensar en eso estaba yo ahora). Y en ese momento entro la jefa de la limpiadora. Mi china, se empezó a excusar y se vistió rápidamente. La jefa tendría unos 50 años y era de esas mujeres gordas que ocupan un pasillo con su sola presencia.

Ella cerró la puerta lo cual me hizo comprender que tenía oscuros pensamientos conmigo así que mientras la echaba la bronca a la empleada. Me levante y la empecé a desnudar.

Ella me protesto al principio pero en cuanto la tire encima de la cama y la empecé a follar, se calló la boca.

Para humillarla mas pedía a la china que le pusiera el chocho en la boca y la jefa empezó a chuparla con avidez.

Cuando terminó, me empecé a follar a la china, estas mujeres he descubierto que tienen un don especial, y me dijo que su marido la tenia muchísimo mas pequeña, por eso tenia el coño tan apretado, y yo no me cortaba a la hora de darla duro.

En ese momento, la jefa estaba al lado nuestro acariciándonos, acercando las tetas para que se las chupásemos. Esas enormes tetas tenían que ser aprovechadas, así que en cuanto la china empezó a correrse (de no ser por las tetas de la jefa en su boca, los gritos se hubiesen escuchado en todo el hotel), empecé a hacerme una cubana entre las tetas de la jefa.

Hasta que me corrí manchando sus ojos y su cara.

Me había quedado satisfecho con esto, y decidí bajar a desayunar a la cafetería, cuando salí la china y la jefa hablaban con otra compañera y se reían, las sonreí y me metí en el ascensor.

Justo cuando se iban a cerrar las puertas vi una mano que tapaba el detector. Era la otra compañera que metió también el carro con la ropa sucia y bajamos los dos.

Ella me miró, y sin decir una palabra, paró el ascensor, se arrodilló y comenzó a chuparme la polla mientras sus manos bajaban mi pantalón, me encantaba como lo estaba haciendo y decidí recompensarla.

Encontré un bombón de los de las habitaciones de los hoteles y la baje la falda que llevaba, aparte el tanga y se lo introduje en su coño. Entonces el que se arrodillo fui yo y comencé a jugar con mi lengua y el bombón, los jugos se mezclaban, mientras ella mordía las mantas para no gritar del gusto que la estaba dando.

Ella se acariciaba las tetas y se las llevaba a la boca mientras yo degustaba el bombón con sus jugos. Cuando se corrió sus líquidos me inundaron mi boca, después me empujo hasta tumbarme en el suelo y como una leona me quito toda la ropa arañándome el pecho, y pasando su coño por todo mi cuerpo, llego hasta mi poya y se la ensartó de un golpe.

Estuvimos follando un rato largo, hasta que no pudiendo mas la avise de que me iba a correr, entonces ella se lanzo como una posesa con su boca sobre mi pene y lo exprimió hasta más no poder no dejando una gota.

Después de eso volvió a dar marcha al ascensor y salimos los dos igual de vestidos que al principio, bueno a ella la faltaba una prenda que llevaba yo en el bolsillo.